Vocación y Misión de los Laicos en la Iglesia y en el Mundo

Síntesis de la Exhortación Apostólica de S.S. Juan Pablo II: CHRISTI FIDELES LAICI.

 

 

INTRODUCCION

LOS LAICOS son llamados por JESÚS para trabajar en su VIÑA construyendo el REINO DE DIOS en este MUNDO, tomando parte activa, consciente y responsable en la misión de la IGLESIA en esta hora dramática de la historia, ante la llegada inminente del TERCER MILENIO. (ver No.2, párrafo 4 de la Exhortación Apostólica: Christifideles Laici).

A nadie le es lícito permanecer ocioso dentro de la Iglesia; no hay lugar para el ocio (No. 3, párrafo 2). Por eso se nos invita a mirar cara a cara este mundo con sus valores y problemas, inquietudes y esperanzas, conquistas y derrotas y preguntarnos ¿cuál es el rostro actual de la "tierra" y del "mundo" en el que los cristianos han de ser "sal" y "luz"? Se nos insiste en que es muy grande la diversidad de situaciones y problemas que hoy existen en el mundo y que además están caracterizados por la creciente aceleración del cambio. Por eso es absolutamente necesario guardarse de generalizaciones y simplificaciones indebidas. Presenta algunas tendencias que sobresalen en la sociedad actual aunque en forma de contraste: secularismo (No. 4, párrafos 1 y 2) y necesidad de lo religioso No.4, párrafo 3); exaltación y desprecio de la dignidad de la persona humana (No. 5).

Reconoce como uno de los grandes signos de nuestro tiempo la creciente necesidad de PARTICIPACION. Finalmente insta a la Iglesia a realizar esfuerzos para que la humanidad llegue a una verdadera sociedad de COMUNION Y PARTICIPACION (No. 7, párrafos del 1 al 4).

Jesucristo, esperanza de la humanidad (No. 7, párrafo 5).

Reflexión personal

Recordando la frase de San Gregorio Magno: "Fíjese cada uno en su modo de vivir y comprueben si ya son obreros del Señor. Examine cada uno lo que hace y considere si trabaja en la viña del Señor". ¿Qué es lo que nos dice la INTRODUCCION de Christifideles Laici?

 

 

CAPÍTULO I

Yo soy la Vid, vosotros los sarmientos

La dignidad de los fieles laicos en la Iglesia-Misterio.

1. Los laicos no son simplemente los obreros que trabajan en la viña, sino que forman parte de la viña misma: "Yo soy la Vid y ustedes los sarmientos" (No.8, párrafo 1).

2. La Iglesia misma es la viña evangélica. En ella se revela el misterio de vida y amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, como don absolutamente gratuito que se ofrece a cuantos han nacido del agua y del Espíritu (No.8, párrafo 5).

3. Sólo dentro de la Iglesia como misterio de comunión se revela la identidad de los laicos y su original dignidad. Y sólo dentro de esa dignidad se pueden definir su vocación y misión en la Iglesia y en el mundo (No.8, párrafo 6).

4. Laicos, parte integrante de la Iglesia. Carácter peculiar de su vocación (No.9, párrafo 2).

5. Los laicos no sólo pertenecemos a la Iglesia, sino que somos Iglesia (No.9, párrafo 3).

6. Por el Bautismo hemos sido incorporados a la vida trinitaria, para ser Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo (No.12), Templo del Espíritu Santo (No.13), asumiendo la triple función de ser sacerdotes, reyes y profetas (No.14, párrafo 2).

6. Llamados a la santidad (No. 16, párrafo 1), para contribuir desde dentro a modo de fermento, en la santificación del mundo, siendo sal, luz y levadura.

7. Santificarse en el mundo (N.17, párrafo 1).

 Reflexión personal

Todos los bautizados están invitados a escuchar de nuevo estas palabras de San Agustín: "ALEGRÉMONOS Y DEMOS GRACIAS, PORQUE POR EL BAUTISMO HEMOS SIDO HECHOS NO SOLAMENTE CRISTIANOS, SINO CRISTO...PASMAOS Y ALEGRAOS: HEMOS SIDO HECHOS CRISTO".

  

  

CAPÍTULO II

Sarmientos todos de la única Vid.

La participación de los fieles laicos en la vida de la Iglesia-Comunión.

1. Si en el primer capítulo se nos decía que por el BAUTISMO nos insertamos en la Iglesia-Misterio que participa de la VIDA TRINITARIA, convirtiéndonos en un pueblo congregado en la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (como decía San Cipriano), esta participación en el misterio trinitario es la que genera en nosotros una vida-de-comunión (No.18).

2. La Iglesia debe ser COMUNIÓN por exigencia de su propio misterio. Es el KERYGMA (Trinitario) el que produce la KOINONÍA (comunión) y la DIAKONIA (misión). Solamente una IGLESIA-COMUNIÓN puede ser en el mundo auténtico sacramento de la Trinidad. La eclesiología de comunión es la idea central y fundamental de los documentos del Concilio (No. 19).

4. Los ministerios y los carismas, dones del Espíritu a la Iglesia y al mundo (No.21, párrafo 1).

5. Los Ministerios ordenados son servicios a la iglesia "in persona Christi capitis" (personificando a Cristo Cabeza) (No.22).

6. Ministerios, oficios y funciones de los laicos (No.23, párrafo 3), diferentes a las de los ministros ordenados (No.23, párrafo 9).

7. Los Carismas son dones e impulsos particulares con los que el Espíritu enriquece a su Iglesia (N. 24).

8. La participación de los laicos en la vida de la Iglesia se da a través de su compromiso en las Iglesias particulares, de las diócesis (No.25, párrafos 1al 4) y de manera especial en las parroquias (No.27, párrafos del 1 al 4).

9. La participación de los Laicos en la vida de la Iglesia puede ser de cada persona singular (No. 28, párrafos 4 y 5) y a través de asociaciones de fieles (No. 29,párrafo 2), que es un derecho (No.29, párrafo 7 y 8). El juicio de estas formas de asociación de los fieles laicos debe tener en cuenta los criterios de discernimiento (No. 30).

Reflexión personal

Medita esta frase de San Gregorio Magno: "El bien de todos se convierte en el bien de cada uno; y el bien de cada uno se convierte en el bien de todos. En la Iglesia, cada uno sostiene a los demás y los demás le sostienen a él".

 

  

CAPÍTULO III

Os he destinado para que vayáis y deis fruto.

La corresponsabilidad de los fieles laicos en la Iglesia-Misión.

1. La comunión y la misión están profundamente unidas entre sí, se compenetran y se implican mutuamente hasta tal punto que la comunión representa a la vez la fuente y el fruto de la misión: la comunión es misionera y la misión es para la comunión (No. 32, párrafo 4).

2. Los fieles laicos están plenamente implicados en la misión evangelizadora de la Iglesia (No.34, párrafo 4).

3. Ha llegado la hora de emprender una nueva evangelización, que debe llegar a formar Comunidades eclesiales maduras, y en esta tarea los laicos juegan un papel importante (No.34, párrafos 9 y 10).

4. La Iglesia tiene como fin supremo el Reino de Dios que es fuente de plena liberación y salvación para todos los hombres (No. 36, párrafo 1).

4. Los fieles laicos, por su "índole secular" ocupan un puesto concreto en la tarea de la Iglesia de hacer de la más humana la familia de los hombres (No. 36, párrafos 4 y 5).

5. El matrimonio y la familia constituyen el primer campo para el compromiso social de los fieles laicos (No.40, párrafo 4).

6. Los laicos de ningún modo pueden abdicar de su participación en la acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural (No. 42, párrafo 2).

7. Evangelizar la cultura (No.44, párrafo 1).

Resumiendo: Amplio y complejo es el CAMPO DE LOS LAICOS para su actividad evangelizadora: la política, la realidad social, la economía, la cultura, las ciencias y las artes, la vida intelectual, los medios de comunicación social; y también otras realidades particularmente abiertas a la evangelización, como la pareja, la vida conyugal, la familia, la educaci6n de los hijos, el trabajo con adolescentes y jóvenes; el trabajo profesional, el sufrimiento.

Reflexión personal

Los laicos, por el dilatado campo de nuestra acción evangelizadora, tenemos una gran responsabilidad en la transformaci6n de la sociedad, por medio de la gestación de una "cultura de la solidaridad" en estructuras de "comunión" y "participación".

  

 

CAPITULO IV

Los obreros de la Viña del Señor.

Buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.

 1. El Dios de la Vida nos llama a trabajar por el advenimiento del Reino de Dios, según la diversidad de vocaciones y situaciones, carismas y funciones. Es una variedad ligada no só1o a la edad, sino también a las diferencias de sexo y a la diversidad de dotes, a las vocaciones y condiciones de vida; es una variedad que hace más viva y concreta la riqueza de la Iglesia (No. 45).

2. Una especial atención se pone en los jóvenes. Ellos representan la mitad de la entera población y a menudo la mitad numérica del mismo pueblo de Dios (No. 46, párrafo 1). Ellos deben ser sujetos activos de la evangelización y de la renovación social (No. 46, párrafo3).

3. También reconoce que los niños y los adolescentes son una parte de la Iglesia que no se puede descuidar (No.47).

4. De los ancianos dirá hermosamente: "La entrada en la tercera edad ha de considerarse como un privilegio; y no sólo porque no todos tienen la suerte de alcanzar esta meta, sino también porque este es el período de las posibilidades concretas de volver a considerar mejor el pasado, de conocer y vivir más profundamente el misterio pascual, de convertirse en ejemplo en la Iglesia para todo el Pueblo de Dios" (No. 48).

5. Dedica un largo espacio a reflexionar sobre la dignidad, identidad, derechos y misión de la MUJER en la sociedad y en la Iglesia (No. 49, 50 y 51).

6. También dedica un largo numero a los ENFERMOS, ya que también ellos son enviados como obreros a su viña. Señala que hay que considerar al enfermo, al minusválido, al que sufre, no simplemente como término del amor y del servicio de la Iglesia, sino mas bien como sujeto activo y responsable de la obra de evangelización y salvación (No.53 y 54).

7. El último número lo dedica a los diversos ESTADOS DE VIDA que existen en la Iglesia. Obreros de la viña son todos los miembros del Pueblo de Dios: los sacerdotes, los diáconos, los religiosos y religiosas, los laicos; todos trabajando en la única y común viña del Señor con carismas y ministerios diversos y complementarios (No.55).

Reflexión personal

Reflexiona en esta frase que nos dice San Pedro: "Que cada cual ponga al servicio de los demás la gracia que ha recibido, como buenos administradores de las diversas gracias y dones de Dios" (I Pedro 1,10).

 

 

CAPÍTULO V

Para que deis más fruto.

La formación de los fieles laicos.

  1. La formación de los fieles laicos se ha de colocar entre las prioridades de la diócesis (No. 57, párrafo 5).

2. La formación de los laicos tiene como objetivo fundamental el descubrimiento cada vez más claro de la propia VOCACION y la disponibilidad siempre mayor para vivirla en el cumplimiento de la propia MISIÓN (No.58, párrafos 1).

3. Dios me llama y me envía como obrero a su viña; me llama y me envía a trabajar para el advenimiento de su Reino en la historia (No.58, párrafo 2) y en esa tarea me va revelando su plan amoroso para mi vida (No. 58, párrafo 3).

4. Lo que hace falta para descubrir la voluntad concreta del Señor sobre nuestra vida (No. 58, párrafo 4).

5. No se trata sólo de saber lo que Dios quiere de nosotros, sino de hacer lo que Dios quiere (No.58, párrafo 6).

6. La formación debe llevar a vivir su vida en la unidad, no vidas separadas en lo espiritual y lo secular (No. 59).

7. Enfatiza los diversos aspectos a subrayar en la formación laical: la formación espiritual, bíblica, litúrgica, catequística, teológica, social, pastoral, moral, sexual (No.60).

8. Señala que la formación no es el privilegio de algunos, sino un derecho y un deber de todos, para poder realizar su plena vocación humana y cristiana (No. 63, párrafo 1).

9. No se da formación verdadera y eficaz si cada uno no asume y no desarrolla por sí mismo la responsabilidad de la formación... En esencia, la formación se configura como auto-formación (No. 63, párrafo 2 y 4).

10. Usando los medios y métodos de las ciencias humanas, la formación sin embargo, es tanto más eficaz cuanto más se deja llevar por la acción de dios (N. 63, párrafo 6).

Reflexión personal

"Solo el sarmiento que no teme dejarse podar por el viñador, da más fruto para sí y para los demás".

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